Segundo domingo de Adviento

 adviento2º  adviento2
 
Los profetas mantenían encendida la esperanza de lsrael. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas. El viejo tronco está rebrotando, florece el desierto. La humanidad entera se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne. Que cada uno nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encedida la esperanza.